sábado, 12 de enero de 2013

Los Carmelitas, temerosos por sus vidas, piden ayuda al Virrey.

 "Exmo Sr.:

Desde que supieron los Religiosos de este Colegio de Carmelitas la aproximacion de los insurgentes á Tolúca; y muchos mas, desde que el Domingo y ayer han visto entrar en él á los de nuestro convento de dicha Ciudad de Tolúca, me instan fuertemente para que todos nos bayamos á México. Yo, que me hayo con las veces de Provincial por ausencia suya, los hé contenido con arto trabajo: pero ya con la noticia que hemos tenido hoy, de que dichos insurgentes, por Santiago Tianguistengo venian acia el Monte de las Cruces, de donde es de presumir se aparezcan en este Pueblo de San Angel esta noche ó mañana: ya parece imposible, y aun contra razon el querer precisarlos á esperar aquí al enemigo: pues ya por la fama que tenemos de ricos; y ya porque quasi todos somos Europeos, corremos el riesgo que dexo á la consideracion de V.E.

Sin embargo, conciderando la mocion que puede causar en México ver entrar una comunidad tan numerosa como la de este Colegio, y mas en el dia, suplico á V.E. se sirva imponerme sus superiores ordenes, significándome lo que debo hacer en el caso: en la inteligencia que todos los Carmelitas estamos prontos para ejecutar lo que V.E. nos mande.

Dios guarde á V.E. muchos años.- Colegio de Carmelitas de San Angel y Octubre 30 de 1810.- Exmo. Sr.- Fr. Manuel de la Anunciacion. Rubrica.- Exmo. Sr. Virrey D. Franisco Xavier de Venegas.

Es copia de su original que existe en el tomo 108 del ramo de historia.
México, Setiembre 20 de 1871.- J.Dominguez
Al márgen. Un sello que dice: Archivo general y púbico de la nacion. (1)

Cabe hacer mención que poco antes de entrar en Toluca, el Ejército Insurgente pasó por la Hacienda de San Nicolás Peralta, (Cabeza de Águila No. 54) propiedad de los Carmelitas, y en Toluca se corrió el rumor de que la mencionada hacienda estaba siendo repartida entre los seguidores de Hidalgo, razón por la cual en el Convento de San Ángel se enteraron al día siguiente y sabían bien que estaban ya acantonados en Monte de las Cruces. Con esto comprobamos que, cuando hay miedo, las comunicaciones se dan en tiempo y forma.

Fuente:

Hernández y Dávalos, J. E. Documentos para la Historia de la Guerra de Independencia de México. Tomo I. Número109. Comisión Nacional para las Celebraciones del 175 Aniversario de la Independencia. México, 1985.

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