sábado, 20 de agosto de 2011

Amanecer de una nación. La otra exposición.

Hay actualmente en el Castillo de Chapultepec, abierta hasta enero de 2012, una exposición que con motivo del Bicentenario se organizó. No ha sido tan publicitada como lo fue la que hubo en Palacio Nacional, quizá sea porque las piezas que allí se exhiben son más conocidas y buena parte de ellas están relacionadas a los festejos que hubo en 1910 cuando se celebró el Centenario. Lo que vemos ahora es el que se dice fue el estandarte del ejército Insurgente, cosa que, luego se sabrá no fue cierta, como quiera, la imagen guadalupana tiene un gran valor debido a que es de las denominadas "tocadas", es decir, que fue realizada por uno de los pocos copistas autorizados para hacerlas oficialmente.

Durante los festejos del Centenario a la élite que asistía a una de las 16 cenas oficiales se les obsequiaba uno de los ahora llamados "pins", como lo podemos ver, hubo dos tipos, uno en donde pendía un listón tricolor, el otro rodeado de bolitas.

Este que fuera objeto de gran expectación y que marcó el inicio de las Fiestas del Centenario ahora duerme en el sueño del olvido. Me refiero a la pila bautismal que fue trasladada desde Cuitzeo de los Naranjos (Abasolo, Guanajuato), hasta la ciudad de México, siendo su apoteósica recepción el 2 de septiembre de 1910. A la izquierda vemos el confesionario que se dice era el del Cura de Dolores.

La vajilla en donde se sirvió una de las espléndidas cenas fue mandada hacer exprofeso para estos festejos, vemos como el propio presidente Díaz se incluyó dentro del diseño de la vajilla y el lema fue: Paz y Progreso.

Desconozco a quién se le habrán entregado estas medallas conmemorativas con la efigie de don Miguel Hidalgo, quizá a los principales dignatarios de cada delegación que, además de haber sido tratados a cuerpo de rey, fueron objeto de numerosos obsequios. Recordemos que Emiliano Zapata fue contratado como caballerango tres años antes del Centenario por Ignacio de la Llave, para que tuviera listos los espléndidos caballos que se utilizaron en los carruajes de los principales invitados.

Ni caldo tlalpeño ni sopa de flor de calabaza se sirvió en este plato, sino alguna exquisitez de la culinaria francesa, que fue lo que en todas y cada una de las cenas oficiales se sirvió: comida francesa.

Otras medallas conmemorativas que también retratan al cura Hidalgo, al parecer son de oro, o al menos con chapa de oro, como quiera, el costo de todos estos artículos bien los podemos imaginar y entender el por qué de la crítica que hubo al exceso de los gastos de los festejos... me refiero a los que hubo en el Centenario, de los habidos en el Bicentenario, dentro de poco tendremos el recuento de los.... (daños) gastos.

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