martes, 12 de octubre de 2010

José María González Hermosillo, otro héroe que debemos conocer.



Tal vez te suceda, como en algún momento me sucedió a mí, que pensamos en la Independencia y lo asociamos al Grito de Dolores, la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, la conspiración de Querétaro, Valladolid y Guadalajara... ni que decir de los nombres, Hidalgo, Morelos y varios más de los que, se ha dicho mucho y siempre lo mismo. Afortunadamente, a consecuencia de los festejos del Bicentenario estamos redescubriendo las verdaderas situaciones a través de las cuales se fue desarrollando este episodio de la historia de nuestro país. Hoy veremos la vida del jalisciense que actuó en la zona de Arizpe, el actual estado de Sonora: José María González Hermosillo.

"...el Mariscal de Campo Don José María González Hermosillo, insurgente nacido en Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán, Jalisco el 2 de febrero del año de 1774, hijo legítimo de don Andrés González de Hermosillo (aparentemente oriundo de San Juan de los Lagos) y Doña Rosalía Chávez y Romero. Bautizado el día 5 de febrero de 1774 en la parroquia del pueblo por el Bachiller don Antonio Bustillo, quien se desempeñaba como cura interino. Hacia el año de 1780, la familia González de Hermosillo se trasladó a El Puesto de Loreto, de la jurisdicción de Mexticacán.

Se casó con la Señorita Guadalupe Jiménez Jaure en 1792, ante el Bachiller Juan Nepomuceno Báez. El 7 de octubre de 1810 decidió unirse a la causa insurgente, entrevistándose personalmente con Don Miguel Hidalgo en Guadalajara, quien le extiende la comisión de extender la insurrección en Sonora y Sinaloa, expidiéndole el nombramiento de Teniente Coronel.

A finales del año, González de Hermosillo logró su primera victoria al tomar la plaza de El Real del Rosario en Sinaloa, custodiada por más de mil hombres a las órdenes del Coronel español Pedro Villaescusa, a quien perdona la vida bajo promesa de no combatir a los insurgentes. El cura Hidalgo entonces, lo promueve a Coronel. Para 1814, González de Hermosillo logra apoderarse del pueblo de Cuquío, al atacar al realista José Trinidad Landa, quien encabezaba la defensa, respaldado por más de mil hombres.

Con este triunfo González de Hermosillo es elevado al grado de Brigadier y Comandante General de la Provincia de la Nueva Galicia. Para 1817 el Congreso de Chilpancingo nombró para Comandante General de Nueva Galicia al señor Mariscal de Campo don José María González de Hermosillo, alcanzando uno de los más altos y honoríficos cargos de la carrera militar, como premio por su defensa a favor de la insurgencia.

En carta fechada en Cantera el 13 de marzo de 1818, el Coronel Hermenegildo Revuelta, Comandante de Lagos, dirigida al Teniente Coronel Francisco de Falla, Comandante militar de la Villa de León, comunica, entre otros asuntos: “El Indio Candelario mató a Hermosillo…” El padre José María Uribe, el 1 de febrero de 1825, dejó constancia: “… murió a manos de un mal Americano (ciudadano) por cumplir con la mayor eficacia las órdenes de dicho Gobierno, acompañándole en la carrera militar sus dos hijos, los ciudadanos Marcos e Inés… sobresaliendo en entusiasmo e intrepidez por la libertad de la Nación…”

Para el 5 de septiembre de 1828, siendo Gobernador del Estado de Occidente (hoy Sonora y Sinaloa) don José María Gaxiola, el Congreso de dicha Entidad expidió una ley fechada en Concepción de Álamos, que por ese tiempo era su capital y decreta que la Villa del Pitic cambiara de nombre por el de “Hermosillo” y tuviera categoría de ciudad, en memoria del Mariscal de Campo don José María González de Hermosillo. El 14 de octubre de 1830, el Congreso de la Unión expidió la ley separando el Estado de Occidente en dos Estados que ahora son Sinaloa y Sonora. Finalmente, el 13 de marzo de 1831, el Congreso del Estado de Sonora decretó a la ciudad de Hermosillo, como capital del Estado. La antigua Villa del Pitic, hoy Hermosillo, Sonora, honra a perpetuidad la memoria de un insigne insurgente, orgulloso hijo de Zapotlán El Grande, Jalisco". (1)

"Durante ese corto lapso de dos meses la revolución había sido secundada en varias partes del virreinato y uno de los éxitos más significativos se produjo en la Intendencia de Guadalajara, donde la gente acaudillada por José Antonio Torres realizó una campaña que culminó con la toma de Guadalajara el 11 de noviembre, gracias a lo cual Hidalgo pudo empezar a organizar un gobierno insurgente y dictar varios decretos de gran importancia jurídica y económica (abolición de la esclavitud, supresión de estancos, disminución de impuestos).

Otro caudillo insurgente, el cura de Ahualulco, José María Mercado, logró insurreccionar el occidente de la Intendencia de Guadalajara hasta conseguir apoderarse de Tepic y, después, en un golpe de audacia, del puerto de San Blas. Este sitio tenía importancia por ser el punto clave en la comunicación marítima de todo el noroeste, no solo como una base naval sino por su creciente actividad comercial con Centroamérica y los mercaderes extranjeros que frecuentaban la costa del Pacífico.

Mercado y su gente lograron apoderarse de cuatro embarcaciones de regular tamaño, decenas de cañones y una respetable cantidad de alimentos almacenados para el servicio de los barcos del rey. Tenían además la posiblidad de controlar el tráfico naval del golf de California. Justamente a los pocos días de tomarse el puerto llegó a él un bergantín llamado el "Bastanés", proceente de Guaymas, que transportaba un cargamento de harina y algunas barras de oro y plata, todo lo cual fue confiscado por los insurgentes.

Dueño del occidente novohispano, Hidalgo promovió la difusión del movimiento de independencia a otras regiones. entre los colaboreadores de José Antonio Torres ya se había comisionado a José María González Hermosillo para que intentara adueñarse de las provincias de Sonora y Sinaloa, según parece porque tenía un amplio conocimiento del territorio. Hidalgo confirmó la comisión a principios de diciembre (1810) y las tropas de González Hermosillo transitaron sin problemas por Tepic y Acaponeta hasta llegar frente al real de minas de El Rosario, uno de los lugares importantes de la región por su pobalción y riqueza metalífera. Ahí se les enfrentó un grupo de soldados realistas comandado por Pedro de Villaescusa -capitán del presidio de San Carlos de Buenavista- y tras una confusa batalla, en la que hubo pocas bajas, triunfaron los insurgentes.

Por esta victoria Hidalgo otorgó a González Hermosillo el grado de coronel y lo animó a continuar rumbo a Cosalá, otro importante real minero. Mientras los insurgentes avanzaban sobre Mazatlán, donde se les unió la guarnición de soldados mulatos de este presidio, ya venía en camino desde Arizpe una fuerza realista de 600 hombres. La comandaba el gobernador intendente de Sonora, Alejo García Conde, quien unió sus fuerzas con las de Villaescusa en San Ignacio Piaxtla, donde derrotaron contundentemente a las tropas de González Hermosillo en febrero de 1811. en ese combate destacó una compañía de indios ópatas, antiguos aliados y eficaces soldados auxiliares de la corona española.

A consecuencias del desastre en el que se perdieron muchas vidas y equipo militar, González Hermosillo regresó a la región de donde era originario, la Nueva Galicia, (que ahora conformaba la Intendencia de Guadalajara), y ahí continuó combatiendo por la causa insurgente, con el mismo esfuerzo que realizó en su expedición al noroeste, hasta su muerte, acaecida en 1819 durante una acción de guerra. El triunfador Alejo García Conde planeaba continuar hacia el sur, pero como para entonces las huestes de Hidalgo habían sido derrotadas en la batalla de Puente de Calderón y el pueblo de San Blas también fue recuperado por los realistas, decidió regresar a Sonora en vista de que la insurrección en el occidente y noroeste del virreinato quedó reducida a las correrías de algunas bandas aisalada de combatientes". (2)

Fuentes:

1.- Wikipedia

2.- Del Río, Ignacio (coordinador). Trs siglos de historia sonorense. UNAM. México, 1993.

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