jueves, 13 de mayo de 2010

Hacienda de Santa Rita, Municipio de Celaya, Guanajuato, otro punto más que forma parte de la Ruta de Hidalgo.

Así lucían la troje de la Hacienda de Santa Rita en 1909 cuando el historiador Luis Castillo Ledón hizo su viaje a través de la Ruta de Hidalgo.

Seguimos en el miércoles 19 de septiembre de 1810, ya es la tarde, aunque aun no ha caído el sol y hay tiempo para llegar a Celaya, Hidalgo y su ejército Insurgente, el cual seguía creciendo día a día, deciden quedarse en la Hacienda de Santa Rita, la razón es muy clara y sencilla: las inundaciones.


Si esta zona de México se llama El Bajío es por algo, ese algo es que está además de plana, toda rodeada de cerros; ubicandas al norte las Sierras de Codornices, la de Santa Rosa y la de Guanajuato. Al oriente y sur la Sierra de los Agustinos, al poniente los Altos de Jalisco, así que rodeada por cerros, si algo abundaba en la zona era lo que ahora escasea: el agua.


Inundado el acceso a Celaya la decisión fue quedarse en la Hacienda de Santa Rita, Hidalgo y los demás Generales y Capitanes. El ya enorme número de improvisados soldados del ejército Insurgente se quedó en el campo abierto o en algunas de las numerosas haciendas que rodeaban la Villa de Nuestra Señora de la Concepción de Celaya.


En este antiguo mapa de la Alcaldía de Celaya, de finales del siglo XVIII, vemos al norte el pueblo de San Juan de la Vega, un poco más abajo el de San Miguel Octopan y un poco abajo y al poniente de allí vemos la ubicación de la Hacienda de Santa Rita.


“Se encuentra al noreste de la ciudad de Celaya. En un padrón de 1770 se denomina “Hacienda de Santa Rita y del Señor Villaseñor”. Sitio al que llegó el ejército Insurgente encabezado por el cura Hidalgo antes de avanzar hacia Celaya para tomar la plaza de armas. Desde este lugar el cura Hidalgo y el General Ignacio Allende intimarían la rendición de las autoridades de la ciudad, la que finalmente tomaron sin resistencia alguna debido a que habían salido sus representantes hacia Querétaro para refugiarse, lo cual ocurrió el 21 de septiembre de 1810.” (1)


“Posteriormente a la toma de la plaza, los Insurgentes fueron enterados que “en el convento de los carmelitas algunos seglares habían guardado sus capitales en monedas de oro y plata. Éstos habían sido enterrados en la huerta y otros estaban en lugares ocultos en la misma iglesia. Los Insurgentes, al tomar el convento, se llevaron consigo 7,500 ‘pesos de capellanías; en dinero que tenían los religiosos para gastos del convento, 6,101 pesos; lo guardado por la comunidad para el pago de rayas en las haciendas dividido en hacienda de La Pera, de Cofre y casa de San Elías, 9,000 pesos; para la hacienda del Pozo, 980 pesos. La suma total del dinero ascendió a 23,581 pesos. La caja de tres llaves no fue tocada. “ni a dos talegos que se les dijo eran de las haciendas”. Además los Insurgentes saquearon varias haciendas pertenecientes al convento. Para 1876 la hacienda de Santa Rita fue propiedad de Pedro Cortazar”. (2)


El Ayuntamiento de Celaya estaba encabezado por el Subdelegado, José Duro, y es a él a quién Hidalgo le hace llegar el siguiente mensaje: “Nos hallamos a las inmediaciones de esa ciudad con el fin de recoger a todos los españoles europeos; si se rinden a discreción serán tratados con benignidad, pero si hacen resistencia, nos valdremos de todo el rigor de la guerra” (3)


Para entender mejor estas anotaciones que extraemos de distintos libros, será bueno saber que una de las necesidades primordiales del cura Hidalgo era obtener dinero para seguir avanzando hacia el primer objetivo: Guanajuato, capital de la Intendencia y continuar al segundo, Valladolid, lugar de asentamiento del riquísimo Obispado de Michoacán.


Don Miguel Hidalgo era propietario de tres haciendas ubicadas en Michoacán, sabía muy bien de los problemas que la Nueva España estaba pasando con la insolvencia que ya se tenía encima y la Consolidación de Vales, es decir, todas sus deudas eran con el gobierno y todos los hacendados en México estaban endeudados con el gobierno español.


Ese era el panorama económico, cosa que a la gente, al pueblo, a los oprimidos, no les interesaba, lo que si les interesaba era comer, así que imagínate lo que era ese momento. De pronto aparecen en Santa Rita, comunidad en la que escasamente vivían unas 200 personas; y esa tarde el septiembre llegan más de 15 mil, que formaban el ejército Insurgente, todos hambrientos, todos sedientos, todos cansados, luego de una larga jornada de caminata durante todo el día desde Chamacuero hasta Santa Rita. Las haciendas eran los lugares en donde sus trojes y bodegas tenían alimentos, alimentos necesarios para la tropa… la que mañana entrará triunfante en Celaya que ha decidido rendirse.


En la actualidad la Hacienda de Santa Rita es propiedad de los Laboratorios Senosiain. El Templo de Santa Rita y capilla de San Luís Rey, aunque están dentro de los terrenos de la hacienda, están donados a la comunidad. El pueblo contiguo no se llama Santa Rita sino San Luís Rey y cada Septiembre forma parte de la ya muy famosa Cabalgata que para recordar el recorrido que el cura Hidalgo hizo por el Estado de Guanajuato, se realiza año con año. Algo que puedo agregar de esta comunidad es que está formada por gente sencilla, amable, accesible y que guarda un especial cariño a su lugar de origen.


Esta fotografía corresponde a principios del siglo XX, cuando aun las crecidas de agua eran cosa normal en la región.


Fuentes:


1.- Soldara Luna, Rafael. Haciendas de Celaya. Consejo Consultivo Editorial del Bajío, AC. Celaya, 2008.


2.- Ibid.


3.- Martínez Álvarez, José Antonio. Miguel Hidalgo. Marcha de la libertad. Consejo Consultivo Editorial del Bajío, AC. Celaya, 2008.



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